Carolina Q
18 de janeiro de 2022
El pasado 11 de diciembre, mis amigas y yo (somos 4) reservamos un paquete en el Spa Cleopatra (que pertenece al hotel). Desde un primer momento las cosas no fueron bien. Nos pidieron llevar nuestro propio paño, porque ellos no brindaban batas a los clientes por el "COVID-19", lo que no tiene lógica alguna, pero lo peor es que vimos como a una clienta extranjera no le aplicaron la misma política. En general había poca privacidad al punto de ser ofensivo, te tenías que pasear de un lugar pasando por las puertas principales, usando solo un paño, nos tuvimos que cambiar en una cuarto que colindaba con el cuarto de vapor y el sauna, donde había un hombre con su pareja, que casi nos encuentra en nuestros trajes de Eva, no cerraban las puertas durante la sesión de masajes, etc. Todo esto disminuyó muchísimo nuestra sensación de relajamiento, pues no somos indiferentes a este tipo de situaciones y el spa debería entender que no todos sus clientes se sienten cómodos con este nivel de exposición. Por otra parte, cómo fuimos atendidas en pareja por una sola persona, el tiempo de masaje se redujo a la mitad, en lugar de que las dos masajistas que estaban ese día, nos atendiera de manera simultánea. El masaje fue poco placentero, corto e invasivo (en el caso de 1 de las masajistas). Salimos las 4 decepcionadas, pues era una experiencia que habíamos estado esperando para celebrar la finalización del año laboral. Pasamos al restaurante, que también estaba atendiendo a pocas personas; sin embargo, esto no hizo nada positivo por el servicio, que fue lento y olvidadizo, recibíamos la mitad de lo que pedíamos y en algunas oportunidades, simplemente desistimos. En general, con instalaciones poco cuidadas y servicios deficientes, no pretendemos volver.
Traduzir