Usuário convidado
14 de julho de 2024
Por desgracia, no estuvo a la altura de lo que cabría esperar de un hotel de 5 estrellas. Llegamos con mucha ilusión, la estancia de dos noches era un regalo por nuestra boda. Todo había sido pagado con antelación, la reserva hecha por medio de Weekend Desk. La recepción nos dio buena impresión, olía muy bien, con flores frescas. Las dos empleadas que había en la recepción no fueron antipáticas, pero tampoco ayudaron mucho, no se sabían ni los horarios de las actividades disponibles. Teníamos concertada la visita larga a la bodega, que sería por la mañana, lo vieron ellas, pero nos habían apuntado para la corta, que sería por la tarde. También teníamos concertados dos días de spa para dos personas. Les comentamos que yo no podía hacer uso del spa, pues había tenido un accidente y tenía algunas heridas aún sin curar. No nos ofrecieron alternativa alguna. Era lunes y el hotel no parecía tener muchos más huespedes, pero nos dieron una habitación con vistas a un tejado. En la habitación había moscas y tuvimos que ir a comprar insecticida. Ya era tarde para hacer la visita larga a la bodega ese día y nos apuntaron para el martes. Reservamos mesa para comer en el restaurante "tradicional" y nos fuimos a ver algunas cosas por los alrededores. Volvimos con tiempo hasta la comida e intentamos ver la tienda de vinos, parecía cerrada. Nadie la atendía. En el restaurante un camarero joven muy amable y atento, lo mejor del hotel. Nos pusieron en una terraza acristalada, como la de muchos bares de carretera. Con moscas revoloteando que no nos dejaron comer a gusto. La comida estaba buena, pero fue carísima, 18€ por algo que llamaban ensalada de burrata con pesto y tomate, pero que era una bola de burrata y (literalmente) cuatro mitades de tomate cherry, con un poco de pesto. 29€ por un plato de presa ibérica a la brasa, aunque estaba bueno. La nota final, 2 refrescos, un agua de 1L, ensalada de burrata, presa ibérica, dos postres, 71 €. Nos invitaron al café eso sí. Subimos a descansar a la habitación, que estaba limpia, aunque con algunas cosas bastante deterioradas y una decoración anticuada. Después de un tiempo decidimos salir a tomar algo en alguna de las terrazas que nos habían dicho que tenía el hotel. La Chill Out de la tercera planta, cerrada. No había ni un alma, ni signos de un horario. La del jardín, cerrada. Estuvimos sentados un rato pero nadie apareció a preguntarnos. Ante la perspectiva de que no había nada que hacer más que estar en la habitación, decidimos volvernos a casa. No dormimos ni una noche allí. Recogimos, bajamos a recepción, lo dijimos y recibimos un "ah, vale, todo está pagado ya". Comentamos que nos habíamos encontrado todo cerrardo, intentaron negarlo. Por ejemplo para la tienda nos dijeron que los camareros del bar la atendían, pero nos vieron intentar entrar dos veces y nadie nos ofrecio atención alguna.
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